
Por Hugo Reyna Goicochea
En la fecha conmemoramos el Centésimo Sexagésimo Sexto Aniversario (166°) de la promulgación del decreto de reconocimiento de Cajamarca como departamento, promulgado por el presidente don Ramón Castilla y Marquesado, un 11 de febrero de 1855, como un feliz epílogo de una verdadera gesta, liderada por los patricios: Toribio Casanova, Juan Antonio Egúsquiza y Pedro José Villanueva.
Al respecto, me permito citar a un ilustre historiador y antropólogo cajamarquino don Fernando Silva Santisteban en su libro “Cajamarca historia y paisaje” (2001) quien refiere: “La resistencia fue pronto vencida y a las nueve de la mañana del 3 de enero de 1854 el pueblo de Cajamarca había ganado con su decisión y arrojo la categoría de departamento, que en muchos aspectos significaba -y ese fue el sentido de la lucha- su liberación regional…Por todas estas acciones, el 11 de febrero de 1855 el Gran Mariscal Ramón Castilla expidió el decreto supremo que reconocía la jerarquía departamental de Cajamarca. El nuevo departamento quedó conformado por cuatro provincias: Cajamarca, Cajabamba, Chota y Jaén”.
ROL DE PERIODISMO CAJAMARQUINO EN ESTA GESTA
Para quienes desarrollamos la sagrada misión periodística, esta trascendental efeméride de la promulgación del decreto que eleva a la categoría de departamento a Cajamarca, no puede pasar desapercibida, en tanto constituye un compromiso moral, reconocer el importante rol desempeñado por el periodismo cajamarquino, de aquella época, impulsando y consolidando una conciencia departamentalista; en tanto el descontento generalizado de la población por la marginación ante la desatención de las autoridades nacionales, así como por la dependencia político – administrativa al departamento de la Libertad; situación que nos mantenía sumamente relegados.
Fue el periódico “La Aurora”, fundado y dirigido por Mariano Paz Soldán, en 1848, segundo informativo impreso cajamarquino -antes apareció “El Volcán Termal” 1847- con importantes contenidos de la historia de Cajamarca, cuyo propósito era despertar la identidad cultural de nuestro pueblo. Mediante este medio se generó una importante y bien recibida corriente de opinión muy favorable para generar una conciencia departamentalista. Su segundo director José Silva Santisteban, proclamó al impreso como “periódico liberal”, y justamente por su posición reivindicativa separatista, fue clausurado. Jugó también destacada actuación pro departamentalista la comunidad educativa del Colegio de Ciencias y Artes –hoy Colegio San Ramón- motivo por el cual también fue clausurado. Tales acontecimientos acrecentaron la indignación y sentimientos antigobiernistas.
Las justas protestas, sustentadas en la marginación de los cajamarquinos, constituyeron en aquella época, la justa reacción de un pueblo que exigía sus genuinos derechos de activa participación en las decisiones políticas y la atención a sus mas caras aspiraciones de desarrollo.
LA REIVINDICACIÓN DE ESTA EFEMÉRIDE EN LOS AÑOS 70
El 11 de febrero, fecha muy próxima a los carnavales, fue la excusa de las autoridades, para hacer pasar desapercibida la fecha, o en otras ocasiones la memoria nos recuerda, la realización, prácticamente, por compromiso, y no por convicción, de actos meramente formales, como desfiles y discursos y una que otra actividad musical, sin mayor trascendencia de homenaje, que pudieran acrecentar nuestra identidad cultural en memoria de sus gestores y el ánimo valeroso e insurgente de los cajamarquinos.
Ante esta situación de dejadez, es importante reconocer que la participación del periodismo y en particular de algunos hombres de prensa en la reivindicación de la celebración del Aniversario de la Creación Política del Departamento de Cajamarca, casi ignorada u olvidada en gran parte del siglo XX, se debió, hay que ser hidalgos en reconocerlo, con criterio de justicia, al periodismo cajamarquino, y de manera especial, a la obstinación de Enrique Grosso Rojas, medios de comunicación y gremios periodísticos de aquel entonces; fustigando a las autoridades para poder conmemorar la trascendencia histórica del 11 de febrero de 1855.
El soslayo de la celebración de este aniversario, que pasó desapercibido en los últimos años se debe a que en una gestión municipal pasada, para el olvido, por acuerdo de los “iluminados regidores” del Concejo Provincial, se emitió “…una Ordenanza que institucionaliza (sic) la creación del Departamento de Cajamarca en la fecha histórica del 03 de enero de 1854”, cuyo cumplimiento se disponía, involucraría a un ámbito departamental, excediendo su competencia; además de decretarse “…con carácter obligatorio, el embanderamiento (sic) general de las viviendas y de los inmuebles ocupados por instituciones públicas y/o privadas que se ubican dentro de la jurisdicción de la ciudad de Cajamarca…”; es decir todo un desatino oficializado.
TRES ACONTECIMIENTOS HISTÓRICOS DE ESPECIAL IMPORTANCIA
Lo real, concreto y verdadero es que el pueblo de Cajamarca, tiene tres fechas, de especial relevancia histórica para celebrar el estatus departamental: El 3 de enero, en la que nuestros antepasados ganaron con valentía y arroyo, a través de un gran jornada épica, el derecho a constituirnos como departamento; el 11 de febrero en que se expidió del decreto de reconocimiento de la jerarquía departamental y, el 30 de setiembre – en referencia al año 1862- en la que el presidente Ramón Castilla, promulgara la Ley de Demarcación Política del Departamento de Cajamarca, aprobada por el Congreso de la República, con su Capital Cajamarca y con las provincias de: Cajamarca, Celendín, Cajabamba, Chota y Jaén.
Cabe indicar que estas tres fechas, constituyen acontecimientos de vital importancia para el pueblo cajamarquino, cada una de ellas trascendentes en su contexto histórico, de allí la necesidad de ser gratos con nuestros gestores y el pueblo osado que acudió a las armas, cansados de la marginación e ignorado en la concreción de sus legítimas aspiraciones de desarrollo, para lograr lo que hoy constituimos.
NUESTROS GRANDES MALES
A ciento sesenta y seis años como departamento, aún seguimos en situación expectante respecto de nuestros más caros anhelos de bienestar y progreso. Seguimos siendo un departamento desarticulado, con una red vial deficiente, con una población mayoritariamente rural con altos índices de pobreza, con serios déficits de atención de los servicios básicos, con una economía basada principalmente en actividades primarias, cuyo destino son mayormente los mercados de la costa, al no tener mercados internos consolidados.
LOS SECTORES PRODUCTIVOS Y DE SERVICIOS
Si bien existe un sector agropecuario y forestal de importante potencial, este sigue afrontando serios problemas por el uso mayormente de tecnologías tradicionales, minifundización, desertificación, inadecuada infraestructura de riego y ausencia de canales de comercialización que favorezcan a los productores directos. La producción lechera sigue siendo, en un porcentaje significativo, acopiada por la gran empresa, sin mayores niveles de transformación, y la producción de derivados lácteos y otros productos agroindustriales, aún no logran importantes estándares competitivos para el mercado nacional.
En las últimas décadas, hemos tenido un importante impulso en las explotaciones mineras. Estas han constituido y siguen aún siendo un importante mecanismo de atracción de migrantes por lo que, asimismo, se han instalado muchas empresas de prestación de servicios en torno a ella; con la presencia lógicamente de una significativa población flotante que, de una u otra manera, presionan la demanda de vivienda, empleo y la prestación de los servicios básicos, de por sí altamente deficitarios en la capital departamental; así como en otras provincias, como lo ha sido en su momento las ciudades de San Miguel, Hualgayoc, Bambamarca y Cajabamba, en cuyos ámbitos se han venido desplegando actividades extractivas. En este campo, si bien, se ha logrado significativos aportes al erario nacional, los recursos provenientes del canon no se han invertido convenientemente por la incapacidad gubernamental, habiéndose generado significativos conflictos medioambientales, mediatizados, en gran parte por intereses políticos.
En el sector turismo y cultural, pese a nuestras ingentes potencialidades de los diversos recursos que se cuenta, aún no logramos pasar de las palabras a los hechos, no existiendo un verdadero impulso en proyectos de impacto. Atentan contra nuestra identidad cultural y alma colectiva, los falso criterios modernistas que están destruyendo las expresiones mas importantes de nuestro patrimonio arquitectónico y vamos hacia la desaparición inminente del Centro Histórico en la capital departamental y de otras ciudades de provincias, en las que las nuevas construcciones constituyen expresiones agresivas en los paisajes urbanos.
GLORIA Y HOMENAJE A NUESTROS GESTORES
Así en estas circunstancias, en las que la pavorosa pandemia del Coronavirus, viene cobrando muchas vidas y contagiando a miles de cajamarquinos, recibimos esta fecha, con el ánimo de que, en algún momento, encontremos la luz al final de túnel y enrumbemos nuestras acciones en los derroteros de progreso que delinearon nuestros gestores del departamento de Cajamarca. ¡Gloria eterna a Casanova, Egúsquiza y Villanueva! ¡Un abrazo fraterno en este nuevo aniversario!
