Alindor Bazán, ganador del premio “Maestro que deja huella” reorientó innovador proyecto en distrito Baños del Inca. El docente cajamarquino Alindor Bazán Hernández tuvo que replantear su innovador proyecto “Modelo educativo Meta, para una comunidad educadora”, que le permitió ganar el premio “Maestro que deja huella” en 2018, para que sus alumnos no dejen de estudiar durante la pandemia a pesar de limitaciones como la falta de equipos móviles, acceso a internet o computadora en sus domicilios.
Su proyecto, aplicado en el colegio secundario San Vicente de Paúl, ubicado en el centro poblado de Otuzco, distrito de Los Baños del Inca, nació para un modelo presencial. Sin embargo, ante el nuevo contexto educativo a distancia, había que adecuarlo e implementarlo gracias al trabajo en equipo con los docentes del plantel que se enfocaron en generar nuevas ideas, nuevos proyectos para la educación no presencial.
“Con ese espíritu innovador hicimos nuestra propia propuesta, nuestro propio material y llegamos al cien por ciento de los estudiantes el año pasado durante la pandemia”, sostuvo el también director del colegio San Vicente. Explicó que elaboraron su propio material considerando las necesidades de los alumnos y basándose en la autonomía de la institución, desarrollaron una propuesta propia, replanteando los proyectos de hace algunos años, evaluando la situación de los estudiantes ya que muchos no tienen acceso a una computadora o internet, algunos tenían celular y otros no, y comenzaron a trabajar con un grupo que tenía acceso a WhatsApp a quienes enviaban material y los docentes asesoraban, ayudaban en una retroalimentación y seguimiento.
Otro grupo con equipo celular de teclas eran asesorados mediante llamadas telefónicas para desarrollar sus actividades en casa. Para ello, se les entregaba los textos enviados por el Ministerio de Educación. “Los alumnos llamaban a los docentes para preguntar y orientarlos a resolver sus tareas”, sostuvo Bazán, al precisar que los escolares que tenían internet accedían a la plataforma de “Blackboard” donde los docentes subían el material y los alumnos descargaban para desarrollar sus tareas y las subían mediante el mismo mecanismo.
“Había un grupo que no tenía ninguna de las oportunidades mencionadas. Para ellos tuvimos que imprimir material y que sus padres recogían del colegio. Entonces, en un aula de 30 alumnos, la mayoría trabajaba con whatsapp, otros mediante llamadas y textos del Ministerio de Educación, otro grupo accedía a la plataforma de Blackboard y un menor número recogía el material impreso del colegio”, acotó.
Mediante esa modalidad, todos los alumnos (390) del colegio San Vicente de Paúl estudiaron el año pasado durante la pandemia, y este año el plantel cuenta con 415 estudiantes que realizan sus clases mediante el mismo mecanismo, recibiendo la orientación y asesoramiento de 30 docentes con el que cuenta el centro educativo.
“Nuestra preocupación desde un inicio era implementar esta modalidad con la finalidad de llegar al cien por ciento de alumnos”, indicó el director.
Proyectos educativos
Bazán llegó al colegio de Otuzco en el año 2000 y al siguiente año comenzó a enfocarse en proyectos de innovación, y con ayuda de sus colegas logra plasmar tres proyectos en los años 2011, 2012 y 2013.
El primer proyecto, denominado “Sistema de evaluación, un acercamiento a la creatividad” está relacionado a la evaluación en todo el plantel: estudiantes, trabajadores, padres de familia y director. “Todos debemos evaluarnos, fue un sistema propio con la finalidad de aprender y ayudarnos”, sostuvo el docente. El segundo proyecto “Aulas funcionales para desarrollar inteligencias múltiples” se orientó en implementar aulas temáticas en comunicación, matemática, arte e historia para que los alumnos se movilicen y no pasen toda la mañana sentados en el aula. “Cambiamos el sentido de las aulas para los chicos”, dijo.
El tercer proyecto “Jóvenes lectores” no solo consistía en que los estudiantes reciban información de los docentes, sino que puedan desarrollar la capacidad de escribir, leer en casa, expresarse en público. Los tres proyectos habían sido reconocidos a nivel regional y nacional, y se presentó al concurso de innovación educativa organizado por el Ministerio de Educación, ganando de manera consecutiva, beneficiando al colegio con premios pecuniarios de 13,000 soles por cada proyecto. “En ese tiempo era mucho dinero”, recordó.
El premio sirvió para implementar el colegio, se adquirió una fotocopiadora que era novedad en una institución educativa rural, y se compró computadoras, filmadora, televisores y se editó un libro que se distribuyó entre los alumnos. “Fue un libro que salió de la misma escritura de los estudiantes, lecturas de cuentos e historias de la comunidad, con preguntas y compresión lectora”, indicó Bazán.
Docente aplica exitoso modelo educativo para que alumnos no dejen de estudiar

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