BIENVENIDOS A “LA CRIPTA”

El techno, es uno de los géneros que se posicionó fuerte en las radios durante los años 90, convirtiéndose en el ritmo infaltable de las discotecas y fiestas juveniles con temas pegajosos como What Is Love, The Rhythm of the Night, Run to Me, get a way, Think about the way, The summer is magic, Smile New Limit y muchos otros.

Cuando empezaba a sonar una de estas canciones, la pista de baile se llenaba y las parejas empezaban a contornearse, tres pasos rápidos con un pie, asentando el otro y viceversa, mientras hacíamos ondas con los brazos; otros solo pegaban los pies en el suelo y movían sus cuerpos adelante y atrás de manera rítmica. Era la sensación.

Fue tanta la fiebre del techno que la radio limeña Studio 92, tuvo que cambiar su programación de sólo rock a techno todo el día, imponiendo locutores que se pusieron de moda como Chiqui Rock, Micky Quiñones, Juan Carlos Hurtado, Ninoska Cuba y otros; mientras que radios como Panamericana, 1160 y otras tuvieron que pegarse a la tendencia dejando de lado su estilo. En Cajamarca radio San Francisco era la tendencia, posicionando programas como “Rompiendo el satélite” de Pedro Seminario o “Música Crocante” con Tony Alvarado, quienes, con éxito, competían con las radios de Lima.

Los fines de semana, nos reuníamos en la antesala de radio San Francisco para hacer la lista de las mejores de la semana, y luego presentar el ranking que yo conducía. Casi a la una de la tarde, terminábamos el programa con decenas de llamadas de gente votando por una u otra canción a la que coronábamos como “La Mejor de lo Mejor de la semana”; la canción ganadora era la más pedida en las discos o en las fiestas rosa.

El año 1996, un locutor y disc jockey panameño de nombre Rodney Clark, posicionó sus temas haciéndose llamar “El Chombo”. Sus remixes empezaban con el chirrido de una puerta vieja, seguido de una risa diabólica y una voz de ultratumba que decía: “Bienvenido al mundo de La Cripta. Mientras vayas avanzando en este mundo vas a escuchar una serie de cuentos, cada uno más espeluznante que el anterior. Te advertimos que en estos cuentos no podrás diferenciar entre la fantasía y la realidad, porque en La Cripta son lo mismo. Y ahora El Chombo presenta: Los cu-cu-cu-cuentos de la Cripta” y empezaban a sonar los temas de moda, generando una algarabía en la pista de baile mezclados con un “Bienvenidos a la cripta”.

En esos tiempos se pusieron de moda las matinales, que eran fiestas en discotecas los sábados y domingos de 3 de la tarde a 7 de la noche, y donde los protagonistas eran por lo general adolescentes. Muchas veces fiestas organizadas por las promociones de los colegios para reunir fondos destinados a financiar las actividades como la fiesta o el viaje de promo.

Las matinales eran un lleno total, la discoteca de moda era la Up and Down, que quedaba en la esquina de Amalia Puga con Tarapacá y donde fui el disc jockey. Al momento que sonaba La Cripta, los varones corrían a buscar pareja y muchas veces ante la falta de chicas se quedaban sin poder bailar. La solución era armar un círculo con puros “patas” y saltar cantando. Una diversión muy sana.

El tema también comenzó a ser muy usado para hacer coreografías o bailes llenos de piruetas donde los chicos y las chicas se lucían, algunos incluso se abrían paso en la pista de baile para mostrar su talento; he ahí la iniciativa de un grupo de locutores de la radio por promover el “Concurso de baile de La Cripta”.

Hablamos con el señor Carlos Cieza, dueño de la disco, le planteamos la idea y con la promoción en la radio lanzamos la convocatoria. Los que querían concursar sólo tenían que ir esa tarde a la disco e inscribirse, en una oportunidad llegamos a tener hasta 25 grupos de participantes, porque el concurso era coreográfico, y los jurados éramos los locutores de la radio. Conseguíamos premios de auspiciadores como jeans American Colt, Cottons y Apache, así como otros.

Fue un éxito total, en la disco no cabía un alfiler de tanta gente, y aunque los réditos económicos no eran muchos. El dueño de la disco se llevaba la mayor parte y lo poco que quedaba se repartía en premios y una propina para los organizadores que éramos entre 5 y 7. Pero la satisfacción de tener esa capacidad de convocatoria era lo que más nos llenaba.

Los ganadores se hicieron muy conocidos y hasta llevaron sus coreografías fuera de Cajamarca, además que los presentamos como parte del show por el aniversario de la radio en la Plaza de Armas. se volvieron famosos.

Se trata del grupo Vill Ice, que lo integraban José Carlos Gamarra, Jimmy Diaz, Homero Zegarra, Renato Chávez, Fernando Cabrera y el popular “mono” Juan Antonio Reyes, quien hoy baila en el cielo. Era un grupo que en realidad se dedicaba al rap, pero pudieron acoplarse al tema de moda. Gracias a su destreza, acrobacias y buen ritmo eran muy requeridos para hacer sus coreografías en colegios como Santa Teresita y Juan XXIII; y hasta destacaron en torneos macrorregionales y nacionales. Eran unas celebridades.

Años después El Chombo sacó la segunda, tercera y cuarta parte de Los cuentos, y hace un par de años la reeditó nuevamente poniéndola de moda, incluso hay una versión que se llama “Los cuentos de la cripta parte mil”. hoy cada vez que la escucho no me parece una gran proeza musical, pero me llena de nostalgia y buenos recuerdos y me hace pensar que los reguetones de ahora tampoco es que sean joyas de inspiración y composición, pero tienen algo que te envuelve y te obliga a mover el cuerpo. ¿o no?

Eran tiempos donde muchos adolescentes usaban el tiempo en el baile u otros pasatiempos sanos, lejos del vandalismo y los vicios, y cuyos protagonistas como los Vill Ice, y otros son gente de bien y destacan en cada una de sus ramas.

Si eres de esos tiempos; qué tal si la pones en YouTube, cierras lo ojos y te trasladas a la Up and Down, bajas las gradas al sótano donde era la discoteca y te mueves como lo hacíamos en aquellos tiempos.

Jaime Herrera