El álbum 3980, del grupo argentino Vilma Palma e Vampiros, es uno de los que rayó en las radios de todo el Perú. Salió al mercado en 1993 y puso por varias semanas en el primer lugar de los rankings musicales a la pegajosa canción “El autor rojo”. El verano del año siguiente, 1994, debido a un viaje a Lima grabé en un casete todo el disco de los Vilma Palma para ir escuchando en el ómnibus. Se trataba de un álbum difícil de conseguir, pero no para don Julio Hoyos, dueño de la radio San Francisco.
En el camino a Lima, dejé correr el casete en mi walkman, escuchando todas las canciones: “travesti” “mojada” “verano traidor” “te quiero tanto” “me vuelvo loco por voz” algunas de estas canciones todavía no sonaban en las radios, pero ya las apuntaba como éxitos; hasta que de pronto sonó una balada cuya letra me prendió inmediatamente. El ritmo de la canción era un poco raro, pero el sentimiento con el que la cantaba Mario “El Pájaro” Gómez, le daba un toque especial.
Ya en Lima, las radios ponían decenas de canciones de techno que en ese entonces se había puesto de moda, pero de pronto el sintetizador paraba para darle pie al piano y la batería de Vilma Palma y darle pase al sonado “auto rojo”. Si digo que la ponían 20 veces al día, quedo corto, como ya me hartaba, prefería escuchar los casetes que había llevado entre ellos los de música romántica y el de Vilma Palma, llegaba a la balada que me cautivó, y la escuchaba concentrado en cada palabra, en cada frase; al final sacaba el casete del walkman para retrocederlo manualmente con un lapicero (para que no se me bajaran las pilas) volviéndola a escuchar una y otra vez. Se trataba del tema “Otra canción de amor”.
Llegué a Cajamarca y no podía dejar de programarla en Suspiros Románticos. Pensaba “sólo la pongo porque a mí me gusta, pero no creo que pegue”. Estaba equivocado, al momento recibí dos o tres llamadas de oyentes preguntando cómo se llamaba el tema. Por el grupo no preguntaban porque la voz era inconfundible. No me quedó más que programarla dos veces por noche y disponer (como programador de la radio) que la pasen durante todo el día.
A los dos o tres días, ya todos, principalmente los jóvenes, la pedían incesantemente; tenía que ponerla entre las primeras, luego a medio programa y como última canción de la noche al ser la más pedida. En las cartas que llegaban era la canción más reclamada y la que más servía para ser dedicada al primer amor, al amor platónico, al amor imposible o al amor que se va. Antes de “soltarla” tenía que tomarme un buen tiempo para leer todas las dedicatorias. Todo esto pese a que su letra habla de un adiós.
A las dos semanas, “Otra canción de amor” se había convertido en “la mejor de lo mejor” del ranking semanal de radio San Francisco, el que también dirigía. En ese lugar se mantuvo alrededor de 15 semanas, un récord en la programación de la radio, pero lo curioso es que en Cajamarca se había convertido en un tema emblemático, mientras que en otras ciudades la canción no era conocida.
En ese entonces estaban de moda las discotecas “Up and Down”, “Las Vegas” y “Saint Michel” donde los DJs éramos entre otros Pedro Seminario, Carlos Seminario y yo, allí era obligatorio poner una o dos baladas durante las matinales. En la disco estaba sonando “It’s a rainy day” de Ice Mc, característica por el “eh, eh” que decía la voz masculina del grupo de techno, todos saltaban y bailaban rítmicamente hasta que de pronto, paraba la canción y después de dos segundos de silencio se bajaban las luces y se oía a capella “Me pregunto si vas a llamar, precisó escuchar tu voz. No sabes cómo duele vivir, sin el calor que voz me das” ya acompañado de la guitarra y el órgano electrónico, varios levantaban la voz gritando “ehh” y se empezaban a formar las parejas en el centro de la pista. Así nacieron muchos amores y otros que pese a la dedicatoria fueron rechazados.
Para Cajamarca es una canción emblemática de los años 90s, porque no dejaron de pedirla incluso varios años después. Sé que hay muchas parejas que se la dedicaron y hasta la pusieron como tema de baile en sus bodas (insisto, pese a que la letra habla de un adiós), o quienes cuando la escuchan ahora vuelven automáticamente a esos tiempos del cole, la asta de la Plaza de Armas o las tardes de disco. Como era obvio fue “la mejor de lo mejor” del ranking musical del año 1994.
“Otra canción de amor” quedará grabada en mí para siempre, y no me cansaría de escucharla, porque además de su mensaje romántico ante la adversidad, te hace creer que la esperanza es lo último que se pierde, “sólo sé que es tan difícil, intentar no pensar para no recordar, que te he perdido para siempre. Me gustaría poderte abrazar”.
Pero además es una canción que me hizo saber en mi condición de locutor, que las radios cajamarquinas también podíamos imponer tendencia. Y, por qué no, ésta sea la ocasión para que la escuchemos mientras recordamos y hasta quizá aprovechemos para dedicarla o re dedicarla a esa persona especial, con un saludo como en ese entonces en Suspiros Románticos, usando esta cuenta de Facebook o cualquier otro medio como un mensaje de whatsapp.
Pero no es la única canción que el programa posicionó convirtiéndola en éxito sólo en Cajamarca. En Suspiros Románticos hubo muchas otras canciones de las que nos sentíamos orgullosos porque nosotros las impusimos. Una de ellas “Te quiero” de Los Temerarios, un tema extremadamente cursi, que no conjugaba con el estilo de música de la radio, pero que al ponerla continuamente en el programa llegó a ser “la mejor de lo mejor” del año en 1993.
“Te quiero” del álbum del mismo nombre se lanzó el año 1990, sin embargo, en Perú Los Temerarios no eran conocidos, se trataba de un grupo mexicano que hacía temas freneros, cumbias y baladas en ese género. Me la recomendó una oyente que llamó a la radio, y al escucharla por primera vez me pareció estupenda. No fue difícil conseguir su disco, ni pasó mucho tiempo para convertirse en un boom.
Pasó algo similar con la canción de Leandro y Leonardo “Piensa en mí”, por esos tiempos las novelas brasileras se habían puesto de moda, y esa canción se escuchaba en algunas de ellas, la programamos sin que suene en otras radios de Lima y también tuvo jale a finales del 93 y principios del 94.
Hablamos de una temporada en la que el romanticismo se puso de moda, o quizá fue el programa que me hace pensar eso. son muchos los temas que eran indispensables en la programación y que cada vez que las escuchamos nos transportan mágicamente a esos tiempos. Entre ellas sólo mencionaré “Nunca voy a olvidarte” de Cristian Castro; “otra como tú” de Eros Ramazzotti; “estoy enamorado” de Donato y Estéfano; “nada quedará” de La Sociedad; “carta”, “se fue” y “La Soledad” de Laura Paussini; “mi soledad y yo” de Alejandro Sanz; “mi historia entre tus dedos” de Gianluca Grignani; “te conozco” de Ricardo Arjona, o temas en inglés como “Crazy” de Aerosmith, “i swear” de all 4 one; “Now and forever” de Richard Marx; “said I Loved You…But I Lied” de Michael Bolton; “zombie” de Cranberry; “back for good” de Take That, entre otras que me ratifican el dicho de “recordar es volver a vivir”.
Y es que no sólo son canciones, sino son una puerta que al abrirla nos transporta a momentos mágicos, que al entrar pese a la luz apagada del cuarto a donde nos conduce la puerta, cerrando los ojos trae a nuestra memoria amigos, amores secretos, el primer beso o las cartas románticas que lamentablemente ya no se usan ante la abrumadora tecnología, habitaciones a las que muchos quisiéramos entrar y permanecer ahí, porque esos momentos, eran buenos momentos.
Jaime Herrera
(Corrección de estilo: Liz Delgado, Sofía Escobedo)